Mientras se hacen estimaciones, balances y proyecciones virtuosas, las acciones van a trasmano. Se dificulta el logro de cualquier plan. Un 65 % de los 1146 empresarios CREA que respondieron una encuesta interna realizada en noviembre pasado indicaron que prevén que la situación económica argentina dentro de un año será peor que la actual, mientras que otro 27 % evalúa que seguirá sin cambios.

Esto y a pesar de que se entiende que los agronegocios fueron, son y serán el impulso del desarrollo económico y social sostenible del país. Hoy, por diversas razones externas e internas, el sector crece por debajo de sus enormes posibilidades.

Por su parte, la “Carta de Buenos Aires”, otro documento final que surgió con reflexiones, conclusiones y propuestas del X Fórum Nacional de Agronegocios, refleja la mirada de empresarios del sector agroindustrial sobre la actualidad de Argentina y el camino a seguir. El mismo está firmado por José Martins – Bolsa de Cereales de Buenos Aires- y Rodolfo de Felipe, por LIDE.

Esta última institución firmante fue concebida como un grupo de Presidentes, CEO’s y Country Managers de grandes empresas del país. Conecta a líderes de un mismo nivel con el fin de generar legados positivos para la sociedad y brindar contenidos de excelencia y oportunidades de relacionamiento empresarial.

Mientras que la Carta de Buenos Aires cree que hay que trabajar sobre la representatividad y la comunicación de las acciones y propuestas será un factor determinante para el agro local.

Sin embargo, en este contexto y para los hombres de CREA consultados indicaron que están emprendiendo diferentes estrategias defensivas para intentar resguardar capital ante una economía inflacionaria, entre las cuales se incluyen coberturas de precios de productos e insumos, como así también instrumentar integraciones productivas o comerciales con el propósito de incrementar el volumen del negocio sin aumentar los costos fijos

Un problema recurrente informado por los empresarios consultados es la creciente dificultad para conseguir insumos importados que resultan críticos para el desarrollo de la actividad agropecuaria. Un 71 % de los que necesitaron adquirir insumos importados en los últimos cuatro meses hicieron saber que registraron inconvenientes para adquirirlos. Los mayores problemas –por orden de importancia– ocurrieron con neumáticos, repuestos, fitosanitarios, maquinaria y fertilizantes. La intención de siembra de cultivos agrícolas para el ciclo 2021/22 muestra una pequeña suba de la participación del área de maíz, mientras que en el caso del girasol y el sorgo se proyecta una reducción respecto del ciclo anterior.

Al mismo tiempo, en la Carta de Buenos Aires se enseña que, debido a su estrecha relación con el ambiente y los recursos naturales, su presencia a lo largo y ancho del territorio nacional, y sus efectos multiplicadores en la producción y el empleo, el sector agroindustrial juega un papel trascendental en la salida de la crisis actual y el tránsito hacia el desarrollo sostenible.

Los potenciales se hallan limitados. Es unánime la idea en tal sentido. Este escenario genera grandes oportunidades para la agroindustria argentina, que ha desarrollado un sistema productivo eficiente, dinámico y amigable con el ambiente, lo que le ha permitido ser uno de los mayores exportadores netos de alimentos a nivel global.

En lo que respecta a ganadería, las restricciones hídricas presentes en buena parte del norte argentino perjudican las condiciones de los rodeos de cría bovinos, mientras que, en la zona pampeana, en general, la situación de los mismos es adecuada. Este mapa traza disparidades.

Así las cosas, comenzó a registrarse un proceso de retención de vientres en la mayor parte de las regiones CREA, el cual se encuentra asociado a la necesidad de resguardar el capital de las empresas frente a la creciente depreciación del peso argentino.

La mayor parte de los empresarios lecheros consultados espera un incremento de la producción sostenido en base tanto al aumento de producciones individuales como del rodeo lechero. Una porción del fenómeno se explica por una situación climática benigna para la actividad que permite expresar la contribución de aportes nutricionales y tecnológicos orientados a mejorar el confort de las vacas lecheras.

Las ideas de la Carta de Buenos Aires de producir los alimentos que los argentinos y el mundo necesitan, la profunda trama de actividades que desarrolla el sector entiende que se realiza un aporte decisivo al desempeño de la actividad económica.

Señalan como desafío, en términos de oportunidad, que la agroindustria juega un papel cada vez más trascendente en el mundo actual. La humanidad debe atender las demandas crecientes de una población en aumento y, al mismo tiempo, revertir los impactos negativos sobre el medio ambiente.

La innovación y las nuevas tecnologías son aliados fundamentales. El camino lo marcan los avances científico- tecnológicos que dan origen a nuevas trayectorias productivas, basadas en formas más sostenibles de aprovechamiento de los recursos naturales. A saber, Tecnologías 4.0 como Big Data, internet de las cosas, inteligencia artificial y robótica, que conectan el mundo físico con el virtual, son el último ejemplo de esta revolución.

Sin embargo, vuelve a caer en pragmatismo cuando entiende que se necesita un marco de políticas que brinde certidumbre y fomente la inversión y las exportaciones, creando empleo en todo el país.

Señalan que se cuenta con una gran dotación de recursos naturales y, humanos capacitados, capacidades científico-tecnológicas -especialmente en el campo de la biotecnología-. La competencia empresarial y una dinámica de rápida implementación de nuevas tecnologías, adopción de buenas prácticas agropecuarias, y una institucionalidad de larga trayectoria se entienden como recursos.

Sobre esa base entienden construir y con un gran compromiso público- privado, reglas de juego claras que permitan desplegar todo el potencial.

Pasando por alto el déficit se dice que Argentina necesita construir vínculos fuertes con sus interlocutores comerciales. Que tiene el desafío de saber aprovechar las oportunidades que ofrece la coyuntura, pero también hay que saber transformarlas en una relación perdurable y sostenible en el tiempo, mediante negociaciones y acuerdos.

Como contra, han marcado que el sector presenta una enorme dispersión y atomización, lo que determina que existan escasas posibilidades de generar propuestas cotidianas para dialogar con los gobiernos. En un país agroindustrial por excelencia, lo deseable sería tener la facultad colectiva de trabajar en conjunto, fundamentalmente para mitigar el impacto de las medidas políticas que perjudican la actividad y que, habitualmente, tienen casi nulo impacto político-electoral.