En un taller de capacitación en la que productores compartieron información para lograr mejor performance y, organizado por ASAGIR (Asociación Argentina de Girasol), el productor del norte de Santa Fe, Rubén Agretti expuso sus trabajos.

Con su larga y destacada experiencia en la región del NEA, empezó: “Nuestros suelos son poco receptivos a la humedad y si hay exceso de lluvias, se encharcan o erosionan. Y por los períodos en que se desarrolla, el girasol nos da mayor seguridad y con un costo de cosecha no tan alto como otros cultivos. No va a rendir como la mejor soja, pero seguramente va a ser mejor que la peor soja”, explica.

Trabaja un campo de 800 hectáreas, entre lotes propios y alquilados, en Lanteri, al norte de Santa Fe “Detrás del girasol generalmente hacemos alguna gramínea, como maíz o sorgo, para incorporar un poco de materia orgánica y darle pelea a la maleza de hoja ancha”, precisa.

Durante la última campaña una gran porción de la zona del NEA fue afectada por Downy Mildew y el campo de Agretti no fue la excepción. Sus rendimientos cayeron hasta un 25 %. “Tuvimos 1500 kilos de rinde por hectárea, cuando nuestro promedio histórico es de 1800 y en algunos años podemos superar incluso los 2000”, comenta. Por eso apunta un par de recomendaciones y detalles a tener en cuenta para evitar ciertos dolores de cabeza: trabajar sobre suelo limpio; realizar una buena fertilización con fósforo y amónico; y tener una correcta densidad de planta.

“Siempre pecamos por tener mucha densidad de siembra, que es innecesaria. Mi experiencia indica que entre 46 mil y levemente debajo de las 50 mil plantas por hectárea a una distancia de hileras de 52 centímetros, es más que suficiente”, puntualiza el santafesino. En tanto, la fecha de siembra debería ser en la primera quincena de agosto, porque luego comienza la época de los chaparrones más fuertes en la zona y se corre riesgo de planchado en la siembra. También para fines de agosto y principios de septiembre es el momento en que aparecen orugas y polillas que afectan directamente al cultivo.

En cuanto a la elección de híbridos, Agretti se inclina por materiales de punta y que hayan demostrado su eficacia en la zona. “Soy bastante clásico en ese sentido. Siempre busco el rendimiento, pero sobre todo la estabilidad y la sanidad”, aclara. Las características que persigue el productor es que la planta posea buen pie y anclaje para evitar vuelcos ante vientos o tormentas. “En cuanto al ciclo, siempre hacemos una combinación de cortos con largos, porque en los primeros podemos luego hacer algo de maíz o sorgo para combatir las malezas”, detalla.

En la aplicación de históricamente ha utilizado acetoclor y pre-emergentes para el control de malezas de hoja ancha, de acuerdo a cómo han sido afectados los lotes. “Ocasionalmente también usamos graminicidas selectivos cuando se escapa la hoja fina y últimamente estamos probando de a poco con CL porque cada vez hay más malezas rebeldes”, concluye.

De cara al futuro, Agretti cierra: “Luego de la gran sequía que tuvimos en el verano, pasó un aguacero muy grande en pleno otoño que dejó muy buena humedad. Y si el girasol tiene clima seco arriba y humedad en el pie, se nos presenta un muy buen año”.