Langostas con avance creciente

Una manga de langostas de entre 10 y 15 kilómetros cuadrados de extensión se encuentra desde hace una semana en el sur de Corrientes -el primer caso de esta magnitud en la provincia en 73 años- y preocupa a Brasil y Uruguay y distritos vecinos.

El ingeniero agrónomo y coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del SENASA, Héctor Medina, confirmó que la plaga continúa en un paraje ubicado entre Sauce y Esquina, Corrientes. Equipos de aeroaplicadores, en coordinación con el organismo, trabajan con el objetivo de controlarlas.

“Las langostas se asientan de noche en grandes cantidades, en poco volumen de hectáreas, en un radio de entre 5 a 25 ha”, explicó el aeroaplicador y miembro de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) Guido Kindwerley.

“Trabajamos en coordinación con el SENASA que son quienes hacen todo el trabajo de monitoreo y detectan el lugar donde están ubicadas”. Se trata de un trabajo público/privado, ya que los ingenieros del organismo ubican la manga y se la pasan al aeroaplicador para hacer el tratamiento, que se realiza antes de que salga el sol, cuando la langosta está asentada.

“Hay que organizarse para hacer el tratamiento lo más temprano posible, dejar el avión a full de combustible a la noche para salir antes de que aclare, llegar a un horario que no se muevan porque cuando se mueven ya no hay más oportunidad”, precisó Kindwerley.

El aeroaplicador explicó que los productos que se utilizan para realizar el control son autorizados y determinados por el SENASA, del mismo modo que las dosis.

Días atrás Fearca estuvo presente en el encuentro virtual del Comité Mercosur, en el que se planteó la preocupación que genera la invasión de langostas en la Argentina y la posibilidad del ingreso a Brasil y Uruguay. En la reunión se acordó trabajar en conjunto a través de capacitaciones para aeroaplicadores de los otros países con el objetivo de combatir esta plaga que tanto daño puede causar en los cultivos.

Héctor Medina, coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del organismo, recordó que “el primer registro que existe de la plaga es de 1538, cuando provocó daños en cultivos de mandioca en la provincia de Buenos Aires; en 1812, durante la batalla de Tucumán, contribuyó a que el ejército liderado por Belgrano venciera al español, y hasta 1954 causara estragos en forma recurrente”.

Después de ese año, entró en un estado de recesión con pequeñas explosiones regionales hasta 2015, cuando resurgió con fuerza en la Argentina, se extendió en 2016, avanzó a Bolivia en enero de 2017, pasó a Paraguay en febrero de ese mismo año, volvió a la Argentina y repitió este circuito en 2018 y 2019, en forma cíclica.

“Este año tenemos una nueva invasión, pero la novedad es que avanzó al este del país, algo que no ocurría desde hace mucho tiempo, después de 73 años llegó a Corrientes, tras desplazarse más de mil kilómetros en un mes y cruzar el Paraná”, detalló.

La langosta es una especie altamente polífaga, que se alimenta de cualquier material vegetal, puede dañar pasturas y pastizales, pero también otros cultivos, en pocos minutos puede hacer un daño muy importante. Una langosta adulta puede comer su peso en un día y en una manga de 1 kilómetro cuadrado hay unos 40 millones de insectos, que consumen el alimento diario de unas 2.000 vacas.

A su gran voracidad se le suma su capacidad migratoria, que le permite recorrer hasta 150 kilómetros en un día, según temperatura y vientos, lo que hizo que en un mes llegara desde la frontera de Chaco-Formosa a Reconquista (Santa Fe) y en dos días se desplazara 250 kilómetros.

La plaga de la langosta en la Argentina ocurre cuando en los inviernos se dan las condiciones para que se desarrolle, clima benigno y buenas precipitaciones, y en lugar de tener dos generaciones tiene tres; ciclos que suelen durar entre ocho y 15 años, hasta que se produce un declive de las poblaciones cuando haya sequías.

El manejo preventivo, el monitoreo y la vigilancia, junto a un control temprano son factores de buenas prácticas.

Más precisamente y con el apoyo de baqueanos se redujo la acción a un área precisa que ubica parte de la plaga, ahora localizada en Sauce, Corrientes.