En todo el país existen tres millones de colmenas. Argentina es el segundo exportador mundial y séptimo productor de miel.

La noticia trata de la producción que realizan los internos del Penal N° 5 de Cipolletti, Río Negro, quienes fabrican una variedad de miel que fue recientemente reconocida en un certamen internacional. El emprendimiento forma parte de las propuestas del gobierno provincial para atender las demandas de educación en contexto de encierro, las cuales vienen siendo desarrolladas desde 2017, a través de los Centros Educativos para Jóvenes y Adultos (CEPJA) que están presentes en los seis establecimientos penales del distrito patagónico. Fue pensado con asistencia técnica del INTA, quien lo focalizó por vía de su Estación Experimental Agropecuaria Alto Valle.

A través de un taller de apicultura, los alumnos tienen la posibilidad de desarrollar conocimientos sobre los panales de abejas y, con los mismos cultivos, fabricar cremas faciales a base de aloe vera. Lo producido es aprovechado por el área de Química de los mismos CEPJA para realizar prácticas, investigaciones y estudios de campo.

Este año los internos decidieron participar del concurso internacional “Mieles MultiFlorales 2019”, concretado en el marco de la Fiesta Nacional de la Apicultura y Expo Apícola del Mercosur, en la localidad de Maciá, Entre Ríos. Allí obtuvieron el primer premio en la categoría “mieles oscuras”, lo que resultó una grata sorpresa para el grupo y una comprobación empírica de las excelentes condiciones geográficas que presenta la localidad de Cipoletti.

La distinción fue saludada por el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca Alberto Diomedi, quien destacó el aprendizaje del oficio apicultor como una posible salida laboral para las personas privadas de su libertad, a la vez que saludó al INTA por el acompañamiento. “Esperamos que esta mención contribuya a jerarquizar la actividad de docentes, profesionales e internos que muestran su compromiso y dedicación con la tarea”, agregó el funcionario.

Vale recalcar que antes de comenzar con la fabricación de miel, los presos realizaron un taller teórico, al que siguió una colecta de fondos para la compra de los insumos necesarios para iniciar la producción. “En poco tiempo los internos pudieron vivenciar, practicar, aprender y visualizar a futuro, una práctica que les permite no solo tener una salida laboral, sino generar un agroalimento de calidad y portador de una gran nobleza”, finalizó Diomedi, quien agregó que los CEPJA funcionan además en los penales de Viedma, Pomona, Choele Choel, General Roca y San Carlos de Bariloche, con un total de 282 estudiantes.